Marciano Lopes
El pueblo maya no
es un grupo homogéneo, pues es formado por varias etnias con distintas lenguas,
todas dispersas en Centroamérica, incluyendo las islas de las Antillas. Aún que
muchas personas piensen que el pueblo maya desapareció, es decir, que él fue
aniquilado por los conquistadores españoles, esto no es verdad, pues sus
descendientes aún viven y mantienen la llama de su cultura, preservando
costumbres y creencias, entre las cuales se destaca su concepción religiosa del
mundo.
Es cierto que la
cultura maya es toda muy rica, no siendo posible olvidarse de sus conocimientos
científicos (desde la astronomía y la matemática hasta la medicina y la
agronomía) así como de su arte y arquitectura, ¡todos sorprendentes! Todavía el
aspecto más importante, o mejor, más fundamental de esta cultura es su
concepción politeísta y panteísta del mundo, puesto que fundamenta los diversos
trazos de su cultura y se contrapone a la concepción judaico-cristiana del mundo
en dos aspectos en especial. Primero: es politeísta, como ya he dicho. Segundo:
rinde culto a la naturaleza, que es considerada divina.
Al contrario que el
cristianismo, la naturaleza para los mayas no fue hecha para servir a los
hombres más, al contrario, para determinar su esencia y existencia. Sus dioses
encarnan las fuerzas de la naturaleza (tales como el sol, la luna, la lluvia,
etc.) y tienen formas animales, expresión de la profunda conexión existente
entre todos los elementos. Tales creencias, comunes en las sociedades que no se
apartaron de la naturaleza como hizo el hombre moderno, hacen la religiosidad
maya una fuente de inspiración para los ambientalistas y la ecocrítica,
especialmente en sus corrientes del ecofeminismo y de la ecología profunda –
puesto que los dos comparten la hipótesis Gaya, la cual considera nuestro
planeta como un gran sistema vivo que se autorregula mediante un muy complejo
mecanismo de ciclos biogeoquímicos.

Originalmente, el Popol-Vuh fue pintura, memoria, palabra, y en esta forma de tradición oral se conserva hasta mediados del siglo XVI, época en que vuelve a ser escrito, por un indígena, antiguo sacerdote quizá, en lengua quiché, con caracteres latinos. Este manuscrito, que constituye el verdadero original del Popol-Vuh, llega a manos de Fr. Francisco Ximénez, cura párroco de Santo Tomás Chuilá, población guatemalteca llamada actualmente Chichicastenango, a principios del siglo XVIII. Por eso se conoce el Popol-Vuh con el nombre de “Manuscrito de Chichicastenango”.
Descubrirlo el Padre Ximénez, varón versadísimo
en lenguas indígenas, y entregarse a su estudio y traducción del quiché al
castellano, todo es uno. Pero el perilustre dominico no se contenta con
traducir el Popol-Vuh. Para dar
testimonio incuestionable de la autenticidad del texto y curarse en salud ante
las autoridades religiosas, tal similitud hay entre el Génesis indígena y algunos
pasajes de la Biblia, hace algo que la posteridad jamás le pagará bastante: al
par de su versión castellana, en columna paralela, copia del texto quiché, es
decir, que no sólo nos lega su traducción, sino la transcripción del texto
indígena.***
Para poner fin a
estas consideraciones sobre la importancia del Popol Vuh en las culturas precolombinas para los ambientalistas y
los ecocríticos, presentamos el siguiente comentario de José Ramón Naranjo en
su texto “La ecología profunda y el Popol Vuh”:
Actualmente, en Hispanoamérica, gran parte de estas necesidades profundamente ecológicas se articulan en torno a imágenes o relatos tomados del mundo indígena. Este sirve como una especie de muestra de una edad de oro ecológica y en no poco casos de una posible y deseada sociedad futura. Esto explica en parte el renovado interés por textos como El Popol Vuh, y el descubrimiento reciente, en muchos países hispanoamericanos, de la poesía y de la literatura indígena en general.****
Video con el mito y la historia del libro, narrado por Jorge A. Marcipar,
artista que ha hecho el proyeto y la edición del mismo así como
las ilustraciones con pirograbados sobre papel amate.
____________________
NOTAS
* Lea sobre los poetas mapuches El discurso poético
mapuche y su vinculación con los temas de resistencia cultural, de Mabel García Barrera (disponible en http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-22952006000100007&script=sci_arttext)
y La memoria de la Madre Tierra: el
canto ecológico de los poetas mapuches, de los científicos Juan Manuel Fierro y Orietta Geeregat
V (disponible en http://dialnet.unirioja.es/servlet/listaarticulos?tipo_busqueda=EJEMPLAR&revista_busqueda=75&clave_busqueda=104565), todos los tres de la
Universidad de la Frontera (Temuco/Chile).
** La imagen de la primera página del manuscrito del Popol Vuh, conservado en la Biblioteca Newbery, de Chicago, Colección Ayer, se encuentra a la derecha del párrafo.
** La imagen de la primera página del manuscrito del Popol Vuh, conservado en la Biblioteca Newbery, de Chicago, Colección Ayer, se encuentra a la derecha del párrafo.
*** La citación es de la introducción (intitulada Breve Noticia) a edición del Popol Vuh existente en la Internet y presentada por el Instituto Cultural Quetzalcoatl como “la versión [francesa] del Profesor Georges Raynaud, la de mayor autoridad científica, […] en la traducción al español de González de Mendoza y Miguel Ángel Asturias”. Disponible en: http://www.samaelgnosis.net/sagrados/pdf/popol_vuh.pdf
**** NARANJO, José Ramón. La ecología profunda y el Popol Vuh. In: Anales de literatura hispanoamericana. Vol. 33, 2004, p. 87. Disponible
en: http://dialnet.unirioja.es/servlet/listaarticulos?tipo_busqueda=EJEMPLAR&revista_busqueda=75&clave_busqueda=104565
Nenhum comentário:
Postar um comentário