terça-feira, 15 de maio de 2012

La poesía telúrica de Pablo António Cuadra

Pablo Antonio Cuadra lee "Poema del momento extranjero en la selva".

Exilios

Dedicado a Stefan Baciú
:
Cuando canta el gallo me levanto

y veo el amanecer de mi patria.

Es hermosa y radiante

y mi corazón es un rey que recibe su trono.

No. No me iré de mi patria. Aquí moriré.


Pero se pone el sol

y vuelvo mis ojos al país de mis sueños

y toda la ceniza del mundo cae sobre su faz.

Entonces quisiera ser extranjero

para regresarme a mi patria.

Entonces oigo el rumor feliz

de las ciudades que no son mías.

Oigo la noche llena de exilios.

Debo partir, me digo.

Y mi sueño es un viaje bajo la tutela de los astros.


Hasta que canta el gallo

y otra vez el amanecer se apodera de mi canto.

No. No me iré. Y vuelvo

a levantar el muro con las piedras que cayeron.

(Poesía dispersa, 1986 - 1996)


Nonantzin


Amada, si yo muriera,
entiérrame en la cocina
bajo el fogón.

Al palmotear la tortilla
me llamará a su manera
tu corazón.

Mas si alguien, amor, se empeña
en conocer tu pesar,
dile que es verde la leña
y hace llorar.

(Traducido de Nezahualcoyotl)
Oiga El poema en: http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz1.php&wid=937&p=Pablo%20Antonio%20Cuadra&t=Nonantzin&o=Yolanda%20Blanco


El cementerio de los pájaros


Arribé al islote
enfermo
fatigado el remo
buscando
el descanso de un árbol.
No vi tierra
sino huesos.
De orilla a orilla
huesos
y esqueletos de aves,
plumas calcinadas,
hedor
de muerte,
moribundos
pájaros marinos,
graznidos
de agonía,
trinos tristes
y alguna
trémula
osamenta
aún erguida
con el pico
abierto al viento.


Con débil brazo
moví los remos
y di la espalda
al cementerio
del canto.
Fonte: http://www.poemasde.net/el-cementerio-de-los-pajaros-pablo-antonio-cuadra/  


Sobre la poesía de Pablo Cuadra escribe el Dr. Steven White:
Su poesía ha abierto nuevos caminos para la lírica en lengua castellana y es un claro anticipo de la concepción ecocéntrica del siglo XXI. Entre sus poemarios se encuentran:
Canto temporal (1943), La tierra prometida (1952), El jaguar y la luna (1959), Cantos de Cifar (1971), Esos rostros que asoman en la multitud (1976), Libro de horas (1997) y El Nicán-Náuat (1999) y El indio y el violín (2000). Su obra ha sido distinguida con numerosos galardones, como el Premio Centroamericano de Poesía Rubén Darío (1959), el «Poesía Hispánica» (1965), el «Rímini» en Italia (1986), el «Gabriela Mistral», otorgado por la OEA (1991) y el Nacional de Humanidades (1999).

La poesía de Pablo Antonio Cuadra surge como un caudal de la misma tierra que lo vio nacer. Y no hay mejor exponente de su obra que Siete árboles contra el atardecer (1980) donde su paisaje toma carta de ciudadanía en el imaginario literario universal.


Cada poema se dedica a un árbol particular, de los que abrigaron la vida del poeta y sostienen el cielo americano: la ceiba, el jocote, el panamá, el cacao, el mango, el jenísero y el jícaro. Con rasgos de precisión botánica, se convierten en figuras dramáticas al modo de los guerreros de Esquilo, que hacen palpable la memoria de su pueblo.


Fonte: prólogo de Steven White al libro Siete árboles contra el atardecer.

Para conocer más textos del científico, mira su blog:  



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